jueves, diciembre 08, 2005

conversión de la política en estética

En tiempo de elecciones... una reflexión:
Del libro Del Arte objetual al Arte de Concepto:
"Quiero llamar también la atención sobre el hecho de que la conversión de la política en estética (si no se entienden correctamente las prioridades), puede rozar peligrosamente el antecedente futurista. En el segundo manifiesto político, con ocasión de la conquista de Trípoli en la guerra con Libia, 1911, Marinetti axclamaba: "nosotros, futuristas que desde hace años glorificamos.. el amor al peligro y a la violencia, el patriotismo y la guerra, la única higiene del mundo, somos felices de vivir finalmente esta hora futurista de Italia.
Estas palabras reflejaban el nacionalismo fanático y combativo a favor de una Italia imperialista y potente, que desembocaría en la conversión de la fe futurista en la fe fascista. Refiriéndose a esto, W. Benjamin ha escrito Su auto alineación (de la humanidad) ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden. Este es el esteticismo de la política que el fascismo repugna."

Sobre esto, no quiero decir que estemos al borde de una elección que manipule y baraje estos conceptos de violencia, fascismo, y guerra, por lo menos no así tan al descubierto. (Estoy en completo desacuerdo con la técnica, tan estadounidense de manipulación de las masas a través de terror)Lo que si, me parece interesante y muy transportable a la actualidad, el paralelo que se planetea con relación a la estética y la política.
La limpieza del "desorden", de lo "ajeno a la moral del buen samaritano" (??) a través de la política "de servicio", que se supone se aplica en nuestro país. Cuando uno ve, diariamente "gente" con planes de gobierno (donde al igual que en Italia, que se" higienizaba" al país de lo extraño) con cárceles aisladas, y millones de carabineros por metro cuadrado. Mientras por el otro lado, cada media cuadra del paseo ahumada, hay un parlante con música de ascensor que te obligan a escuchar (uno no puede cerrar los oídos), tratando de amoldar a una estética, que se supone, es correcta y agardable.
Todo por un fin estético.

Eso, voten bien.